Se habla poco de Kubuntu en la red, bastante poco de hecho para ser la edición con KDE de Ubuntu, y es lo que mayoritariamente me ha impulsado a publicar mi experiencia personal, y por qué no, arrojar también un poco de luz sobre las virtudes y los defectos conocidos de una de las principales ediciones de Ubuntu en su última LTS, pero sobre la que casi ningún medio o blog linuxero se ha pronunciado.
Rememorando un poco para situarnos, durante los últimos meses, justo después del lanzamiento de Kubuntu 15.10, la distribución ha pasado por un período convulso debido a la salida de Jonathan Ridell, principal desarrollador y líder del proyecto desde hacía varios años, de su estructura organizativa, derivada mayoritariamente por las crecientes diferencias con la política de Canonical y el enquistamiento de las posturas entre el desarrollador y la empresa.
La salida de Ridell significó la salida del único desarrollador pagado y dedicado a tiempo completo al desarrollo de Kubuntu, lo que propició que a partir del pasado mes de Octubre el grupo encargado de desarrollar y mantener la distribución se compusiese completamente por voluntarios. Debido a esto se ha especulado en los últimos meses sobre el futuro de la distribución, de la que se llegó a dudar de si lanzaría la versión 16.04, dado el enorme reto que había de afrontar el nuevo equipo de desarrollo, y la llamativa ausencia de Kubuntu en el lanzamiento de la primera beta de dicha versión. No obstante, para aquellos que siguieran su actividad, el movimiento de las ISOs diarias de Kubuntu Xenial Xerus disipó las dudas.